
La ovejita que vino a cenar
Imagínate. Tienes la nevera vacía y no te queda otra que improvisar una cena con tres cosas que no te apetecen nada. En ese momento, llaman a la puerta. ¡Sorpresa! Tu pareja te sorprende con tu plato favorito. Pues algo parecido le pasa al lobo en esta historia.
Una entrañable historia de amistad
La noche en la que el lobo se prepara una sopa de verduras mientras piensa en un buen estofado, llama a la puerta una tierna ovejita. ¿Se la come? ¿Hace como el lobo feroz de caperucita? Pues no. Primero la pone al lado de la chimenea, no se puede comer una ovejita que tiene frío… ni que tiene hambre… ni con hipo… ni que ronca… hasta que al final la ovejita se duerme en su regazo.
La ovejita despertó tal ternura en el lobo que fue incapaz
de comérsela. La echó de casa antes de arrepentirse, pero luego le preocupó que
le hubiese pasado algo en aquella noche fría de invierno. Salió a buscarla. Y cuando
por fin la ovejita volvió. ¡Se la zampa! Se abrazan y se hacen amigos.
Hay dos cosas que te gustarán de este libro. El humor con el que se narra la historia y los dibujos, de la ilustradora Joelle Dreidemy.
Trata valores como la amistad y la solidaridad.
Recomendaciones
La lectura de La ovejita que vino a cenar puedes introducirla a partir de los 3 años. Gusta a grandes y pequeños. Tras su lectura, aprovecha para hablar con más profundidad sobre los valores que fomenta.
Mi actividad favorita para complementar este libro es la representación teatral. Una vez tu hijo o hija se sepa la historia, disfrazaos y representadla con la ayuda de una persona narradora. Te sorprenderá comprobar cómo memoriza los diálogos.
También encontrarás algunas manualidades para hacer en casa en este tablero de Pinterest.
¿Te animas? Déjame tus comentarios abajo y cuéntame cómo ha ido la experiencia.